jueves, 29 de octubre de 2009

EL LENGUAJE ORDINARIO Y SU IMPORTANCIA EN LA PARTICIPACIÓN SOCIAL

El estudio del lenguaje ordinario adquiere una importancia fundamental cuando se analizan las cuestiones de participación social ya que la base sobre la que se asienta la participación democrática es la comunicación abierta entre los miembros de la sociedad como primer lugar. Por otro lado, el fin de esa comunicación entre los miembros es el de propiciar una interacción permanente entre las diversas instancias sociales elaborando un discurso que pretende un acercamiento de posturas y, a la postre, un consenso social con el propósito de generar dualidad y pluralidad dentro de su contorno. Y en segundo lugar, el lenguaje ordinario se convierte en la herramienta básica para que sea posible la comunicación y el consenso. Es por esto que podemos decir que la base de toda sociedad y su desarrollo, esto hablándolo en el punto de partida humano para no arribar a una concepción tecnológica; pero que no debemos descartar de todas formas.

Por consiguiente no tendría sentido pretender tal comunicación y tal consenso sin un lenguaje, como tampoco lo tiene pretender eso mismo exigiendo el dominio de un lenguaje científico o técnico que es sólo para expertos o eruditos y las mismas elites socio-económicas, que son más allegadas a estos tipos de lenguajes más complejos por llamarlos de esta manera. En definitiva, la participación social sólo es posible si se estructuran cauces accesibles a los ciudadanos. Cauces externos, es decir, caminos o vías que los miembros sociales puedan utilizar para hacer efectiva esa participación; y cauces internos, esto es, herramientas o vehículos que permiten transitar por esas vías. Y esto también lo argumenta (Habermas, 1989 c, 31-2). “ la comprensión de las interacciones sociales. Se trata del modelo de la comunicación lingüística cotidiana, sujetos de acción y de lenguaje capaces de saber cuando una acción se corresponde o se aparta de determinadas normas, y de sujetos de lenguaje que, si bien pueden no conocer las reglas gramaticales de un lenguaje natural, poseen un know how que les permite distinguir intuitivamente un acto de lenguaje de otro. . Son, por lo tanto, hablantes competentes”. Es así que podemos determinar que todos los miembros de una sociedad somos capaces de comunicarnos y cuando esto sucede por medio de lenguajes generamos una acción, como bien diría John Austin , se concibe acto realizativo.

Por otra parte exigir un vehículo demasiado sofisticado, demasiado complejo,
fuera del alcance de la mayoría de los miembros de la sociedad, supone convertir las vías de participación en caminos intransitables, que sólo tienen un significado formal, es decir, que sólo existen en un papel como meras declaraciones retóricas sin consecuencia práctica alguna y significarle preponderancia al lenguaje virtuoso sin desmeritarle a éste su importante característica. Negar la capacidad del lenguaje ordinario supone pues, negar la posibilidad de participación social.

Por eso el lenguaje ordinario y para brindarle más respeto, lenguaje habitual, es una condición necesaria (aunque no suficiente) de la participación social, por lo que cobra una importancia decisiva su análisis. Ya que en la lingüística, la semántica y la sintaxis ocupa un lugar importante en las emisiones realizativas. La característica principal de las emisiones realizativas consistente en que mediante ellas al decir algo se hace algo, que marca una diferencia sensible con el resto de las expresiones, y en particular con los enunciados constatativos mediante los cuales se enuncia o se describe algo. De esta forma, mientras los enunciados pueden ser verdaderos o falsos según estén de acuerdo o no con la realidad que describen, las emisiones realizativas no son ni verdaderas ni falsas, sino afortunadas o infortunadas, según lo define Austin en su texto como hacer cosas con palabras.(1)

Pero cuál es la importancia de los actos realizativos en la participación social, parece evidente que las emisiones realizativas cumplen un papel importante en la participación social. El lenguaje que se emplea en este ámbito incluye, en buena medida, expresiones realizativas, esto es, oraciones expresadas a través de verbos realizativos que es el acto l cuya fuerza ilocucionaria se emplea para influir en el receptor del mensaje y modificar la realidad. Cabe preguntarnos qué es la fuerza o el acto ilcucionario, es la es la intención o finalidad concreta del acto de habla. Es decir la intención con la que se emite el mensaje para luego generar un efecto que Austin lo denomina acto perlocutivo.

todo esto son formas de plasmar la participación social; todos estos son instrumentos mediante los cuales la interacción de los miembros sociales se hace posible. La comunicación y el lenguaje entre los mismos individuos sociales apoyándome en Aristóteles y rousseau en su texto – La Noción de educación del carácter o moral.” El ethos es dirigido , impulsado y fortalecido por otros” es decir su interactuar social con los demás sujetos que le rodean (2). Esa mediación y convivencia es fundamental para desarrollar sus competencias lingüísticas.

Se trata pues, de un ámbito en donde el uso de los actos realizativos tienen una honda repercusión en la vida de las personas, pues las consecuencias de ese uso redundan de forma directa en la construcción de una determinada estructura social. Por este motivo es importante contar con un análisis preciso y clarificador como el que realiza Austin. Un análisis así permitirá clasificar las fuerzas ilocucionarias utilizadas en las fórmulas de participación social y interpretaciones y acciones que estas mismas generen.


(1)cómo hacer cosas con palabras J.L Austin – edición Paidós
(2)La Noción de Educación del Carácter o Moral según Aristóteles y Rousseau
Universidad de Navarra, España.

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