jueves, 29 de octubre de 2009

MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS ESTÁN LAS INTENCIONES

Nada más complejo hoy en día que comunicarnos; pero comunicarnos siendo coherentes al reflejar nuestros pensamientos y sentimientos a través de las palabras. Sabemos que todo acto humano tiene un propósito; todo lo que realice el hombre no surge de la nada. Cada vez que se dice ‘algo’ se persigue un fin determinado y por el cual se realiza dicho momento, el de dar a conocer ese ‘algo’.

Y fue J. Austin, en su obra "How to do things with words" , quien clasificó los actos del habla en locutivos, ilocutivos y perlocutivos. Demostrando que cada manifestación que lleve a cabo el ser humano tiene estos tres elementos que permiten analizar cualquier tipo de enunciados. Por acto locutivo se entiende todo aquello que decimos o expresamos; además, éste viene acompañado de una acción (acto ilocutivo) y por ende, traen consigo una intención directa o indirectamente manifiesta en el mensaje emitido.

Lo anteriormente mencionado nos sirve como referente para introducirnos en la obra de Umberto Eco , El Nombre de la Rosa, esta novela enmarañada de complejidad y atributos, los cuales podemos armar y descubrir a medida que concentramos nuestros sentidos en cada uno de sus páginas, y que nos revela una mezcla del encanto medieval y el estilo contemporáneo.

El Nombre de la Rosa nos permite hacer una lectura en la cual encontramos una historia policiaca que se desarrolla en la edad media; pero que nos muestra de una manera más profunda y repasada un análisis crítico de la época, específicamente, de la iglesia.Es mucho más que un asesinato y su respectiva historia. Es una lucha entre las diferentes percepciones de la religión y el mundo que se enfrentaron en la Edad Media y a principios del Renacimiento provocando conflagraciones y muertes. La propia escena del relato da paso a múltiples reflexiones religiosas, todas pertinentes, con los momentos que se vivían, y que después de varios siglos, conservan absoluta vigencia de forma general.

1 “Cómo hacer cosas con palabras”
2 Profesor de semiótica que fue distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

Es evidente que el autor juega, y nos conduce a jugar, con las ideas de un libro que se dispone para ser encontrado, dando una sensación realista que agota todas las reacciones y mensajes que pueden nacer de cada pasaje de la historia.

Y son las formas ilocutivas las que se funden y cristalizan en una mezcla homogénea de descripción, diálogo, narración y exposición con el fin de cumplir el propósito de contar la historia con un significativo tributo literario. La descripción entrega todos los detalles de la atmósfera de la Edad Media. Asimismo, se disfraza de imagen metafórica para presentarnos la variedad física y psicológica que no pueden faltar en un asesino.

Teniendo en cuenta a Van Dijk, quien argumentaba que la estructura que involucra a todas las propiedades o atributos de la situación social, cada uno relevantes en la producción y comprensión del discurso, podemos referenciar que todos los actos humanos se ven condicionados por el contexto en el cual se desarrolle, y por supuesto, los rasgos del contexto no sólo pueden influir en el discurso escrito u oral, sino que es posible que se pueda modificar las características del contexto a través de los actos del habla manifiestos en el discurso.

Y es por tal razón que no está de más, reiterar que no existen ideas nuevas, sólo esencias y formas que encierran los mismos mensajes, surgiendo a cada rato con un rasgo mejorado. Y por ende, el uso preciso de la palabra puede llegar a producir inefables reacciones en un lector/receptor del mensaje; claro está, si se concibe la trascendencia de todo aquello que se quiere decir, que se pretende y que implica el interactuar con el otro a través de las palabras.

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